España — 16 mayo, 2019 at 2:33 pm

Los tenebrosos dueños de Scytl, la empresa catalana que realizará el recuento de las elecciones europeas

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En plena época de crisis, una «start up» catalana consigue millonaria financiación por parte de algunos grandes fondos de inversión mundiales. ¿Su campo? La automatización de los procesos electorales. ¿Por qué los grandes capitalistas van a estar interesados en un campo tan poco lucrativo como el de los procesos electorales?
La respuesta la hemos vivido la semana pasada, cuando las elecciones a la Cámara de Comercio de Barcelona se decantaron a favor de los independentistas, entre clamorosas evidencias de pucherazo, reflejadas en El Confidencial. Controlar el recuento es controlar quien tiene el poder, como bien dijo Stalin hace décadas.
Penetrar en la tecnología y la financiación de Scytl es adentrarse en lo más oscuro del mito democrático: los zorros (los fondos de inversión) cuidando de las gallinas (la representación popular). Nauta Capital, Balderton Capital y Spinnanker SCR son los fondos que se hicieron con el control de la empresa barcelonesa.
En el año 2010, Scytl compró el software SOE, que participó en las elecciones norteamericanas al lado de la empresa de hardware Diebold, que se demostró había sido utilizada para generar fraude electoral.
El director de operaciones de Nauta en Estados Unidos, Dominique Endicott, trabajó para la empresa Booz Allen Hamilton, propiedad del Grupo Carlyle, de la familia Bush; el ex jefe de la NSA, Clapper; el ex director de la CIA, Woolsey; el ex director de la NSA, McConnell y el ex director de la secretísima NRO, Keith Hall.
Endicott ha dirigido una de las empresas hermanas de Scytl, Nauta, que compró el software especializado en espionaje digital y a través de telefonía móvil, CarrierIQ, con la que pretende desarrollar una tecnología para el voto a través del celular.
El actual presidente de Scytl, Pere Valles, viene de la potentísima consultora capitalista KPMG.
Su vicepresidente, Jordi Puiggalí, apareció hace pocos años en El País ponderando las virtudes de la blockchain para la contabilización del voto, pero no una blockchain descentralizada (en donde los ciudadanos podrían validar el proceso electoral) sino centralizada, porque, según él, «sería más rápido el conteo». De esa manera, el código fuente del conteo puede ser programado y manipulado, como ha sucedido en las elecciones de la Cámara de Comercio Catalana.
En resumen: la democracia está, ahora más que nunca, en las manos de los capitalistas. Son ellos los que realizan el recuento de votos.
El domingo, a las 12 de la mañana, todos a las plazas mayores a exigir la repetición de las elecciones y la depuración del proceso de recuento. Hay que volver al recuento «manual», es decir, no automatizado.