Hace apenas unos días, los grandes emporios de Internet (Google, YouTube, Gmail, Facebook, Instagram) sufrieron una caída que, para más de uno, es el primer test del gobierno Trump para «desenchufar a los conspidores de Internet».
El suceso ocurre cuando se anuncia que las anunciadas medidas «antimonopolio en Internet» están ya preparadas e impedirán, entre otras cosas, que Facebook, Amazon y Google sigan comprando empresas que pongan en riesgo la libertad de expresión y la libre competencia, como en su día hicieron con Microsoft cuando intentó imponer su navegador conjuntamente con su sistema operativo (cosa que siguen haciendo ahora con Bing, por cierto).
Ayer mismo, Alex Jones ha dedicado un programa a esta buenísima noticia, poniendo énfasis en que Trump sabe que sus apoyos han venido de Internet y que es un atentado a la democracia el que se censuren las opiniones de una buena parte de la población por parte del buscador de Google, las redes sociales Facebook, Instagram y Twitter, y el servidor de vídeos YouTube.
Por cierto que hace unos días Sorcha Faal afirmaba que Trump estaba recomendando un sustituto de Twitter, llamado Parler. Probadlo.