Lo que uno se pregunta es cómo ha podido ser Albert Rivera tan «primavera» como para permitir la entrada de este auténtico caballo de Troya. Evidentemente, no fue por gusto, pero aún así… Mirad, mirad las cosas que dice.
Lo que uno se pregunta es cómo ha podido ser Albert Rivera tan «primavera» como para permitir la entrada de este auténtico caballo de Troya. Evidentemente, no fue por gusto, pero aún así… Mirad, mirad las cosas que dice.
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