Política actual — 30 julio, 2019 at 9:19 pm

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100 millones de dólares. Es el precio que una multinacional del crimen, denominada «OPG» ha puesto por la cabeza de Jeffrey Epstein, que fue atacado en su celda la pasada semana, gracias a que a «alguien» se le ocurrió colocarlo en la misma celda que a un policía corrupto y convicto de cuatro asesinatos. Un abogado que defiende a varias víctimas del agente de El Mossad ha asegurado que estamos ante un claro intento de asesinato porque hay gente que teme que lo pueda revelar el judío neoyorquino. Al parecer, el intento de asesinato se produjo cuando Epstein recibió papeles del juzgado con los cargos que ha de encarar.
Mientras tanto, la fiscalía ha admitido que se están investigando a «individuos todavía no acusados» que la web de filtraciones rusas Whatdoesitmean identifica con «poderosos millonarios y políticos ligados al partido demócrata, así como realeza europea y jefes de gobierno izquierdistas europeos».
También se ha hecho público que se están investigando las numerosas cuentas que Epstein tenía en el Deutsche Bank, que estaban abiertas hasta hace un mes escaso, banco al que se movió después de trabajar con J.P. Morgan. Es importante conocer que su mánager financiero era Jes Staley que hoy es, nada más y nada menos, que ¡el máximo responsable de Barclays Bank!
Mientras tanto, las jovencitas que fueron reclutadas por las madame de Epstein (particularmente, Ghislaine Maxwell) están relatando las violaciones que sufrieron por parte del judío y cómo fueron reclutadas, a la salida del instituto, bajo promesas de hacer carrera de modelos y con pequeños regalos, cuando tenían entre 13 y 16 años. (Calcado al caso Kote Cabezudo de San Sebastián, España). Varias de ellas ya han interpuesto acusaciones contra Epstein.
La fiscalía también está investigando a los pilotos del «Lolita Express» y, sobre todo, porqué la matrícula de su helicóptero privado era la misma que la de una nave utilizada por la Secretaría de Estado y la CIA en la época de Hillary Clinton, asociada a la compañía Dynn Corp International (que realizaba trabajos oscuros para el gobierno). La más probable respuesta es que gracias a esa matrícula Epstein podía mover tranquilamente la «mercancía humana» de niños para el disfrute sexual de la élite.