Gilad Atzmon es un famoso intelectual israelita que no tiene pelos en la lengua y que al comienzo de este exhaustivo artículo dice lo que los «goyim» no podemos decir: que la gran mayoría de los implicados en las tramas de abuso sexual de los últimos años son judíos, comenzando por Jeffrey Epstein, y continuando con Harvey Weinstein, Woody Allen y la trama de Taganga, Colombia.
Acto seguido, comienza a desgranar el porqué de esta fijación judía por el abuso sexual no judías y llegamos a varios asuntos más novedosos. El más importante, el concepto de «shiksa», que es como los judíos califican a las no judías, y viene a ser como «cosa detestable», o una mujer de la cual los judíos pueden abusar. Un término muy complementario de otro que se maneja en el islam, y que también autoriza moralmente la violación de mujeres cristianas, y que podría estar detrás del aluvión de violaciones en manada en todos los países europeos a manos de magrebíes.
El artículo alcanza niveles históricos cuando Atzmon nos conecta dos figuras claves del judaísmo moderno. El primero, Shabbetai Zvi, nacido judío y converso al islam en 1660, fundador de la secta sabatiana, al que muchos judíos tienen como un «mesías» y que predicaba que la Torah sólo podía ser seguida bajo la realización de actos inmorales. El tal Shabbetai fundó una secta de judíos conversos al islam, llamada «Donme», que puede ser el origen de las cosas que vemos en la actualidad, entre ellas las orgías y los intercambios de parejas.
Al siglo XVIII corresponde el «magisterio» del judío polaco formado en la secta sabatiana Jacob Frank, que pretendió ser el heredero de Shabbatai, y que, como él, acabó convertido al islam, que también predicaba el incesto y las orgías como forma de alcanzar la «cima espiritual».
Lo cual, nos deja a las puertas de las desnortadas teorías de Sigmund Freud, también judío centroeuropeo, pero de un siglo después, que bien pudiera haber sido formado en la secta sabatiana, lo que explicaría su fijación por el incesto y la sexualidad como forma de alcanzar la «liberación». Y de ahí, a los ingenieros sociales judíos del siglo XX Wilhem Reich y Herbert Marcuse, que lograron modificar la sexualidad de la cristiandad por medio de la pornografía (judía), con esta clara línea hereditaria del judaísmo satánico que, como vemos, también se infiltró en el islam.
De esta manera, se explicarían las violaciones en manada cometidas por musulmanes contra cristianas: todas ellas estarían inspiradas por el control que los judíos sabatianos tienen sobre -una parte al menos- del islam.
Como seguro que habréis deducido, este artículo es FUNDAMENTAL.
PD: En este capítulo de la serie judía Seinfeld, se desarrolla el concepto de «shiksa».