Decididamente, lo de las animalistas veganas españoles con los «gallos violadores» no ha sido casualidad ni producto de una locura aislada, sino de una «orden de arriba».
A los pocos días de que nos enterarámos de la «gesta» de las feministas/animalistas, en Canadá los propios animalistas han atacado un restaurante especializado en carne de pollo, al que han tildado de «opresor». Fijaos en la noticia de Infowars, en que hay travestis al frente de la acción.
Como vengo diciendo, la política de género está dejando al animalismo como primer argumento de la élite para causar conflicto en la población.