Confirmando las informaciones que la propia Sorcha Faal daba a las pocas horas del ataque contra refinerías sauditas, los restos hallados del «dispositivo atacante» indican que nos encontramos ante un misil, y no unos drones, como se dijo al principio, lo que ha hecho que Trump reculara a la hora de acusar a Irán.
En concreto, los restos hallados se corresponden con un arma avanzada de la OTAN clasificada como «MC79050», que indica un misil que pudo haber sido lanzado tanto desde tierra como aire y con capacidad para inutilizar los sistemas de radares.
La inteligencia saudita ha determinado que el misil fue lanzado desde la frontera kuwaití/iraquí, habiendo publicado un vídeo del vuelo del artefacto.
Las desquiciantes declaraciones de los dirigentes de la OTAN les dejan en evidencia, pues hablan de un «mar de Asimov» que no existe en realidad y, sobre todo, porque sus potentes misiles PATRIOT, que deberían proteger Arabia Saudita, no lo hicieron en realidad.
Bajo mi punto de vista, los patriotas de Trump enviaron este regalo a Arabia Saudita «en compensación» por el atentado del 11-S, pues tuvo lugar apenas unos días después del mismo, sin descartar que pretendieran influir en las elecciones israelitas, para dar el triunfo al partido de los militares patriotas judíos.