Algo GORDO está pasando. Si unís las profundamente espirituales declaraciones del Fiscal General Barr en torno a la batalla contra el Mal que están llevando a cabo, con este EXCEPCIONAL DISCURSO de Trump, tenemos que el discurso político de los gobernantes actuales de Estados Unidos se están llenando de… majestuosidad. De la majestuosidad que uno esperaría en LA HORA DE LA VERDAD.
¿Cómo si no, se puede interpretar que todo un presidente de los Estados Unidos diga que «nosotros veneramos a Dios, no al Estado»? ¿Cómo si no, se puede interpretar que un presidente de los Estados Unidos defienda la libertad de expresión de profesores, médicos, enfermeras y religiosos frente a los que quieren imponer la censura? ¿Cómo interpretar que un presidente de los Estados Unidos denuncie que el Ministerio de Hacienda (IRS) se utiliza de manera política para perseguir a los disidentes? ¿Que denuncie que los impuestos se utilicen para subvencionar los abortos?
Ojo, que también denuncia que el gobernador de Virgina alabarara el asesinato de bebés recién nacidos y que Hillary Clinton defendiera asesinarlos en el noveno mes, dentro del vientre de la madre.
«Esta administración defiende que todo niño, nacido o no, está hecho a imagen de Dios».
Luego cuenta una discusión con un periodista de la revista Time, en torno a las fake news y su forma de cubrir las noticias de los republicanos, en la que, al final, le dice: «¡pero yo soy el presidente, al fin y al cabo!».
También dice que «hemos plantado una planta y debemos cuidarla en los próximos años». «Hemos dejado de subvencionar la industria del aborto y de las investigaciones con tejido fetal» y «hemos enfrentado los intentos de la izquierda de impedir la libertad religiosa».
