Lo piensa la mayoría de la población y lo saben los militares y el propio Trump: las fuerzas de George Soros han decidido impedir el reseteo del sistema monetario echando al rubio presidente del poder, sea como sea. Hace unos días, los diputados de la mayoría demócrata en el congreso se reunieron en secreto para dilucidar su estrategia, y los republicanos trataron de entrar a las deliberaciones, aduciendo que aquello era una conspiración para derrocar a un presidente. El propio Roger Stone, quien ayudó a Trump en la campaña electoral, ha avisado a su amigo de que la cosa va en serio, puesto que dentro del partido republicano en el Senado hay neocons que podrían traicionarle, justificando así la destitución.
La web de filtraciones rusas Whatdoesitmean realiza un paralelismo entre los prolegómenos de la Guerra Civil norteamericana y la situación actual, añadiendo que en diversos estados gobernados por los demócratas, los ciudadanos fieles a Trump están haciendo acopio de armas, previendo el citado estallido, en el cual los gobernadores se «independizarían» del gobierno central, y ellos, a su vez, de ese «nuevo estado». (Véase, Cataluña, en España).
En esas condiciones, el magnate socialista George Soros ha concedido una entrevista a The New York Times que se puede leer como una amenaza directa a Trump y los gobiernos no globalistas, advirtiéndoles de que «la marea va a volver en el año que viene a las manos de los globalistas», en una clara referencia a las revoluciones que se están montando en países de habla hispana como Ecuador, Bolivia, Perú, Chile, España, y ahora, Argentina.
Precisamente desde Argentina nos llega el último gran «insider» que ha aparecido en esta era de revelaciones. El diácono Jorge Sonnante está recorriendo en estos días los mencionados países sudamericanos, compartiendo las informaciones sobre cómo el Vaticano socialista de Bergoglio está orquestando las revoluciones ahora en marcha. En este impactante vídeo explica cómo los grupos terroristas de las FARC y Sendero Luminoso están coordinándose con las fuerzas izquierdistas en Argentina para montar una revolución sangrienta en el caso de que Cristina Kirchner sea derrotada en la segunda vuelta de las elecciones.
