El tradicional estado republicano de Kentucky pasó a manos de los demócratas hace dos días en unas apretadísimas elecciones que se decidieron por unos pocos votos.
Rápidamente, ha aparecido la verdad: en las últimas fechas, el fiscal del estado (demócrata) autorizó que 175.000 personas irregulares pudieran votar.
En todos los países se repite el mismo guión: la izquierda, al ver que pierde, roba las elecciones.