En las últimas horas ha habido una subordinación de la marina norteamericana que el comandante en jefe, Donald Trump, ha resuelto ejerciendo su autoridad como jefe del ejército. Las fuentes rusas que informan a Sorcha Faal quieren ver en esta insurrección el influjo de la monarquía británica, toda vez que Trump ha exigido a la reina Isabel las cabezas de los tres máximos conspiradores contra él en la llamada «conspiranoia rusa»: el agente Christopher Steele, el ex jefe de los servicios secretos Sir Richard Dearlove y el agente Halper.
Whatdoesitmean liga esta pugna entre Estados Unidos y el Reino Unido con el escándalo pedófilo de Jeffrey Epstein, que ha hecho que el príncipe Andrés haya anunciando retirarse de la vida pública, pero que continúa –como ya conté- porque la investigación sobre su muerte en la celda se ha convertido en una causa criminal, y el FBI ha enviado docenas de agentes al Reino Unido para buscar a su alcahueta y amante, agente británica e israelí, Ghislane Maxwell. Su testimonio es fundamental para conoce mucho más sobre la trama, por lo que las posibilidades de que sea asesinada son muchas.
La monarquía británica está seriamente amenazada por la probable victoria electoral del agente comunista al mando del partido laborista, Jerome Corbyn, que quiere abolir la realeza.
Por último, la conspiración ucrania para derrocar a Trump ha generado más interesantes noticias: el líder del partido demócrata, Adam Schiff, ha recibido dinero de dos de los fondos de inversión que colaboraban con el hijo del ex vicepresidente Biden, al frente de la empresa energética Burisma, que compraba a políticos ucranios y que ha originado todo este embrollo. Los fondos son el ultrapoderoso Black Rock y el menos conocido, Templeton. Un abogado del FBI está a punto de ser detenido por haber alterado pruebas en el sumario del espionaje contra Trump, que se publicará, si no hay contraorden, el día 9 de diciembre.