Las tan vitoreadas votaciones ciudadanas institucionalizadas por el ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena han resultado ser un fraude, a juzgar por la auditoría realizada por el actual ayuntamiento, que ha sospechado de la inviolabilidad de la votación, tras comprobar cómo algunas propuestas aumentaban drásticamente de porcentajes afirmativos. El resultado es que el sistema que montó el concejal de Podemos, Pablo Soto, no tenía seguridad alguna y, para colmo, tenía más de 100 administradores, cualquiera de los cuales podía modificar el sentido de las votaciones.
Una prueba más de que el voto telemático no es seguro.