En este punto de la historia, se me vienen a la cabeza los centenares de seguidores de esta página que renegaron del que les abrió los ojos sobre la conspiración, cuando -después de un prudente «beneficio de la duda»- comencé a denunciar el timo que se escondía tras el proyecto político conocido como «Podemos».
Me gustaría verles las caras tras la lectura de este soberbio artículo de Luca Constantini para Voz Pópuli en el que explica el «Podemos 3.0» que vendrá con el próximo congreso: «una empresa privada con Iglesias como CEO».
¡Qué lejos quedan aquella horizontalidad, aquella negación de la derecha y la izquierda, aquellos sueldos como el salario mínimo, aquella participación de las bases, aquella negación del concepto de liderazgo! Podemos es ya el partido de Iglesias, y de nadie más. Todo lo que dijo anteriormente era puro márketing.
Como bien destaca Constantini, en Podemos ya no queda nadie, ni los trostkystas, ni los socialdemócratas de Errejón, ni los independientes, ni los hackers, ni los hippies… ¡No queda nadie más que los comunistas de Iglesias y Montero!
La única buena noticia de todo esto es que Iglesias ha enseñado su verdadera cara mientras es la parte minoritaria del gobierno, y ya todo el mundo puede entender a dónde pretende llevar al país, tras estas purgas estalinianas.
Os aseguro una cosa: a partir de ahora, los que más van a luchar para destruir a Podemos son, precisamente, los que crearon el espíritu con el que nació. Nadie se siente más estafado que ellos.
Iglesias ha triunfado… pero se ha quedado sólo. Podemos ha muerto.
Fijaos lo que predije el 19 de enero de 2019.