Tantos años mordiéndose la lengua para que no le cierren el programa han generado un curioso (y sutil) desequilibrio mental en el bueno de Iker Jiménez: con todos los datos en la mano, con todas las evidencias de que científicos perversos han estado modificando virus peligrosos (¿para qué cojones han estado haciendo tal cosa, señor Jiménez?), con la verdad, en definitiva, encima de su cara, el periodista alavés ahora convertido en freelance va y se niega a admitir lo obvio: que estamos ante un episodio de guerra biológica. «Al final no sabremos nunca para qué se hacía ese experimento concreto»: pero bueno, ¿tú eres tonto? ¡Tienes el Nuevo Orden Mundial delante de tus ojos gracias a esta amenaza! Madre de Dios…
De verdad que su razonamiento falaz raya lo delirante, por la negación de lo evidente. Me he quedado en el minuto 15, no puedo con más tonterías.