[Nada más de terminar el artículo que leeréis a continuación, me ha llegado la noticia que corrobora mi intución de que Trump está realizando una «intervención paradójica». La muy bien informada Sara Carter nos cuenta que en el equipo para crear esta «vacuna exprés», Trump ha colocado, al lado del jefe de la Big Pharma, Glaxo, a un militar, «que supervisará la creación de la vacuna», es decir, que fiscalizará todos los pasos que se den hasta lograrla, incluyendo, obviamente, los test y los adyuvantes, con lo cual, Trump va a conseguir dos cosas: exponer el falsario proceso de creación de las vacunas y sus verdaderos objetivos. Con lo cual, queda claro que Trump está utilizando la misma estrategia que ha seguido en el desenmascaramiento del Deep State, al nombrar a globalistas como Bolton: prefiere tener el enemigo cerca, para así exponer sus mentiras. Después de esto, estoy convencido al 100% de que la intención de Trump es, buena no, sino buenísima].
Os los advertí hace dos semanas, y mis advertencias se han hecho realidad: una vez que la paranoia del Covid-19 ya no da más de sí, se han sacado otra de la manga, que consiste en «empaquetar» reacciones adversas a las vacunas por parte de niños, como si fueran las consecuencias de la infección del Covid-19. Como seguro que esos niños fueron vacunados con coronavirus, darán positivo a las pruebas y… santaspascuas.
La batalla en torno a la vacunación obligatoria galvaniza toda la «guerra informativa» de estos días, máxime cuando el presidente Trump, de repente, y sin explicación, se ha convertido en un aparente defensor de la idoneidad de las vacunas, y lleva varios días hablando sobre una próxima campaña de vacunación.
Mi opinión es que Trump está realizando una «intervención paradójica«, que lo que pretende es que ese movimiento que ha tomado un impulso definitivo con la aparición de Judy Mikovits (su libro es Número 1 en Amazon y entre los más vendidos de la lista de The New York Times) reaccione a estos planes de la élite, para que Trump tenga la excusa perfecta para ordenar una investigación sobre su idoneidad o no. (Hay una campaña por Internet para conseguir que Mikovits testifique en el Congreso).
En apoyo de esta polémica opinión de un servidor, están un par de publicaciones ayer del álter ego de Trump, Q, atacando la versión de la medicina oficial («ciencia ficción», la llama), las acciones del gobernador de Nueva York que provocaron la muerte de miles de ancianos en asilos, la ocultación de tratamientos que curarían la enfermedad (sin vacunas) y, sobre todo, la manipulación de las cifras, que se va a convertir en el caballo de batalla de los próximos días, y muy posiblemente Trump lo va a reventar. Traduzco de Q: «¿POR QUÉ LAS ESTADÍSTICAS DEL CENTRO DE DETECCIÓN DE ENFERMEDADES INFLA LAS MUERTES POR COVID-19, MEZCLÁNDOLAS CON LAS DE GRIPE, NEUMONÍA, ETC?». «¿POR QUÉ LAS MUERTES POR GRIPE ESTE AÑO ESTÁN EN MÍNIMOS FRENTE A OTROS AÑOS, FUERA DE TODOS LOS ESTÁNDARES?», «¿POR QUÉ LOS TEST DE COVID-19 DAN POSITIVO A PAPAYAS Y OTROS ANIMALES». Y seguidamente, relaciona las estrictas medidas de confinamiento con la política en los estados que pueden cambiar de gobernador. Acto seguido, enlaza con un dato jaquemate: de 194 casos en el condado de San Diego asociados con el Covid-19, tan sólo 6 son «puramente de Covid«. Es decir, que el resto han muerto de otras cosas.
Q/Trump ha acusado a la cuarentena de ser una tiranía encubierta, y ha publicado una foto de una rueda de prensa, en la que él mismo y un militar no llevan mascarilla, frente a los funcionarios de sanidad, que sí la llevan. Debajo, comenta: «es hora de acabar con este espectáculo terrorífico. Es tiempo de levantarse (llevados por el ejemplo). Hemos visto ya demasiado (efecto dominó)». En otras palabras: que Trump se dispone a reventar los datos manipulados que han llevado a la instalación de esta paranoia. Por otro lado, en Chile han descubierto un anticuerpo que bloquea el coronavirus al 100%, y no hace falta inyectarlo como vacuna. Dado que la OMS ha dejado de tener todo el poder, es posible que se comercialice en algún país.