Tiempos extraños y convulsos, los que estamos viviendo, pues mientras China y Estados Unidos se preparan aparentemente para la guerra, por detrás, siguen negociando los términos del reseteo del sistema monetario, consistente en el perdón de la deuda, a cambio del pago de los famosos bonos históricos, bajo la supervisión de las familias ancestrales, del dragón. En reciente entrevista junto a Benjamin Fulford, el conocido «embajador de la familia del dragón» dejó caer que había un plan para depurar la cúpula del partido comunista, que ha realizado el ataque biológico (aunque al mismo tiempo, niega que haya sido un ataque chino).
El momento que vivimos actualmente se caracteriza por la inseguridad y la inconsistencia de las posturas. Tan pronto dice la OMS que no va a haber un rebrote como que sí, tan pronto dicen que no va a hacer falta vacuna como que sí. En Inglaterra se anuncia la necesidad de portar un «pasaporte sanitario» y la ONU ha lanzado una web del Nuevo Orden Mundial, pero, al mismo tiempo, un medio como RT publica las declaraciones del Premio Nobel de Química Michael Levine, afirmando que lo que hemos tenido es «un virus del miedo» y que «el confinamiento no ha salvado vidas» y el Washington Times se hace eco del estudio australiano que demuestra que las características del SARS-Cov2, más conocido como Covid-19, apuntan a que fue creado en un laboratorio, información que ha sido compartida por Q, lo que viene a ser una clara acusación a China que, como digo más arriba, sabe que como no haga una limpia interna va a ser apartada de la comunidad internacional, con todo lo que ello implica.
En el ámbito interno, Q está avisando de que el partido demócrata se dispone a entrar en «modo guerra», llamando a la insurrección, sin duda sabiendo que el nuevo director de inteligencia John Rattcliffe es seguidor de Q y va a desclasificar todo lo que venimos esperando.
La otra gran información que Q compartió ayer es una declaración jurada de varios directores de la franquicia abortista Planned Parenthood reconociendo que vendían tejidos de los bebés abortados. Como ya sabemos, van destinados a la industria farmacéutica y cosmética, particularmente, la creación de vacunas, lo que podría suponer un «torpedo» para esta política.
En definitiva, y como podéis ver, estamos viviendo los momentos de máxima tensión antes de la resolución de la más importante batalla entre el bien y el mal. Como ha repetido varias veces Q, iba a ser ¡bíblico! y vaya si lo está siendo.