La patente se registró en febrero de este año y, al parecer, el código, que es invisible al ojo humano y se basa en tecnología de la cadena de bloques (criptos), lleva incorporado, incluso, una geolocalización, con lo que se puede determinar donde está cada voto.
El fraude se va a acabar demostrando y, lo que es mejor, esa tecnología será obligatoria a partir de ahora para todos los procesos electorales en el planeta, con lo que se evitarán los fraudes.