En los últimos días se ha hecho público un tercer «baúl» de documentos sobre el genio yugoslavo Nikola Tesla en posesión del FBI, que añadir a los dos que aparecieron en ¿2011? y de los cuales os hablé en su día.
En las 64 páginas que podéis leer aquí se vuelve a detallar la lucha entre diferentes poderes para hacerse con los planos y patentes de sus inventos no terminados, una lucha en la que, además de los comunistas yugoslavos, participa un personaje llamado Abraham Spanel, muy conocido en la comunidad judía neoyorquina…
En estos documentos se confirma que Tesla había inventado lo que ahora conocemos como «acelerador de partículas», la transmisión inalámbrica de energía (aparte de otros métodos para obtener energía), así como lo que hoy se conoce como «arma de energía dirigida», que él denominó como «rayo de la muerte» y cuyas capacidades defensivas se materializaron posteriormente en el famoso «escudo antimisiles» o «la guerra de las galaxias» de Ronald Reagan.
Ante la pregunta de ¿por qué se filtran estos documentos ahora?, la respuesta puede venir por una demostración de fuerza del ejército norteamericano, ante un posible intento de ataque chino (si conocen todo eso desde los años 40, ¿qué no tendrán ahora?). Otro detalle que puede justificar la publicación de estos documentos en manos del FBI es la aparición de John G. Trump como receptor de la tecnología Tesla en los años 50, lo que abre la puerta a las -aparentemente estrambóticas teorías- de que Donald J. Trump haya sido elegido desde la cuna para la tarea que está realizando ahora. (Como sabéis, hay una teoría bastante consistente de que Trump es un viajero del tiempo, y de ahí su seguridad). También es posible que este aluvión de información nos prepare para la aparición de nuevas tecnologías, suprimidas.
Y ya que hablamos de «cuna», el documento se abre y se cierra con la misma noticia. Unos telépatas que decían haber desarrollado el invento de Tesla de un aparato para comunicarse con seres extraterrestres afirmaron en su día que el genio serbocroata fue «entregado» por seres de Venus cuando era un bebé a sus padres: ¿adivináis de dónde salió la historia de Supermán?
