Como ya sabréis, ayer el golfista Tiger Woods sufrió un accidente automovilístico del que, gracias a Dios, se está recuperando, pero que está generando una gran controversia por una serie de coincidencias que han acompañado al hecho.
Para empezar, un comentarista avisó, el día antes, de que tuviera cuidado con el automóvil en el que viajaba (un SUV, un 4×4).
El actor David Spade y el propio Tiger portaban gorras con el logotipo de las instalaciones de Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell (Epstein Island y Terramar). Dado que Tiger es amigo de Donald Trump, se supone que querían enviar un mensaje.
Continuamos con que el automóvil, después de despeñarse por un precipicio, permanece con el techo acristalado intacto.
El automóvil se estrella en el punto kilométrico 107, que si le quitamos el «0» nos queda el número 17; es decir, el número de Q.
Hace algún tiempo (no sé por qué razón), dedicaron la «canción de la jirafa» a Tiger Woods. Bueno, pues resulta que ayer mismo murieron electrocutadas en Kenia tres jirafas de la denominación «Rothschild», en honor de un miembro de la familia que las descubrió.
También ayer, aparece una extraña noticia en un diario inglés sobre un cazador que había cazado una jirafa: «son mucho peores los pedófilos», afirmó.
En honor a Kobe Bryant, el año pasado Tiger Woods hizo un golpe a 24 piés y 8 pulgadas, es decir, número 248. El post número 248 de Q dice nada más: «vuela, Rothschild, vuela».
También ayer, un navío de la armada norteamericana en el Mediterráneo publicó una foto de su cuadro de mandos en el que se puede identificar una «Q», al igual que en la noria de Londres conocida como «El Ojo de Londres».
Los investigadores también han destacado una serie de coincidencias numerológicas que a mí no me parecen tan significativas.
De todo esto nos queda una complicada escena simbólica que parece querer decir que los Rothschild han sido desarticulados, al igual que la city londinense, cosa que llevan diciendo los canales de Q en Telegram desde hace días.
