Política actual — 17 agosto, 2021 at 2:33 pm

Los talibanes aseguraron a los dirigentes de China, Rusia (y puede que Estados Unidos) que no suponen una amenaza a la estabilidad de la región (de acuerdo a fuentes rusas)

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La web que bebe de filtraciones rusas, Whatdoesitmean, ofrece otra visión de la fulminante toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán.
De acuerdo a estos supuestos informes que vienen de la dirección de seguridad rusa, el pasado mes de julio una delegación de la teocracia musulmana visitó Moscú para lidiar con la posibilidad de que los talibanes, una vez en el poder, pudieran extender su revolución a las ex repúblicas soviéticas musulmanas, como Tajiskistán y Uzbekistán, lo que originaría una respuesta militar rusa, pues lo vería como una injerencia en sus asuntos internos y un conflicto de naturaleza religiosa. Según esta crónica, los dirigentes talibanes aseguraron a los rusos lo mismo que a los chinos semanas después: que no tenían intención de desestabilizar a sus gigantescos vecinos (recordemos que en China hay un región de mayoría musulmana, los uigures).
Así pues, de acuerdo a esta crónica, la recuperación del poder afgano por parte de los talibanes habría obtenido la aprobación de China y Rusia e, incluso, puede que de Estados Unidos, pues se recuerda que el nuevo hombre fuerte Mullah Baradar, fue liberado de su cautiverio en Pakistán por el Presidente Trump en 2018. También se recuerda que los talibanes acabaron con el cultivo de opio/heroína (gran negocio de la CIA), así como el abuso sexual a mujeres y niños de sus precedesores y que se han manifestado públicamente en contra de ISIS, lo que evaporaría el temor a una nueva reedición del califato islámico.
Para terminar de liar la cuestión, ayer se difundió la fotografía de una supuesta reunión de líderes talibanes donde, al fondo a la derecha, aparecería una gorra de apoyo a Donald Trump; el propio Ezra Cohen ha afirmado que esa imagen forma parte del escenario de «guerra psicológica», aunque esta crónica parece llevarle la contraria… A veces hay que permanecer con una duda metódica; seguro que en pocos días veremos las verdaderas intenciones de los tradicionalistas musulmanes, en contra del «progreso».