Como decía hace un rato, la información proporcionada por The Storm Rider sobre la compañía marítima de Epstein/Maxwell es tan suculenta que hace falta recalcar algunos datos.
En toda la crónica de últimos acontecimientos, en la que la conspiración se está mostrando abiertamente (Covid 19), es la primera vez que aparece el nombre de la familia Rothschild, los verdaderos amos del mundo, como directamente mencionados en un hecho criminal: la compañía Terramar, que trafica con niños, tiene su sede en una propiedad de los Rothschild.
Esa empresa, dedicada al tráfico de niños (y también al transhumanismo), tenía status de ONG, micronación, por parte de la ONU, ¡con pasaporte propio! lo que demuestra que la Organización de las Naciones Unidas es un ente criminal. Es a través de las Naciones Unidas como los traficantes de niños (y con seguridad, también drogas como el adrenocromo y armas) como esas sustancias y personas viajan por los mares con total impunidad.
Al otorgar la ONU «jurisdicción sobre los mares» a la compañía Terramar, de hecho le extiende una «patente de corso», lo que confirma que Epstein/Maxwell continúan los linajes de las órdenes de piratería, asociadas a la Ley Marítima.
La aparición de la Fundación Clinton en toda esta trama, como financiadores, así como varios protagonistas de la conspiración del Pizzagate, hace vislumbrar que el juicio a Ghislaine Maxwell puede desencadenar la ira final del Deep State, pues conecta a todos los actores principales de la conspiración que nos gobierna.
Como dice el propio The Storm Rider, «estamos llegando al borde del evento de la experiencia cercana a la muerte de nuestra civilización».
Una nota más: esta información también prueba que la ONU es propiedad de la familia Rothschild.
