Política actual — 3 abril, 2023 at 8:27 am

Según Real Raw News, los militares han detenido a la diputada republicana Liz Cheney, hija del ex vicepresidente con Bush

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Sin importarles la cercanía del apresamiento de Donald Trump, los militares patriotas USA han obtenido una «codiciada pieza más»: la hija del ex vicepresidente Dick Cheney, y actual miembro del congreso USA, Liz Cheney, dos años después de haberla puesto en orden de busca y captura por haber participado en el robo electoral del 2020. En 2022 su caso se revisó y se le añadió el cargo de conspiración, por haber participado en el intento de incriminar a Trump en la toma del Capitolio.
La crónica de su apresamiento revela las dificultades que ha tenido su detención debido a que, al ser hija de un ex vicepresidente, tenía la protección del Servicio Secreto, además de una privada que tenía contratada y, como se sabe, los militares están evitando el enfrentamiento armado y menos todavía, en lugares públicos, para que no se conozcan sus actividades.
Sin embargo, el pasado 29 de marzo Liz Cheney tomó un avión comercial al aeropuerto de Jackson, Wyoming, para desde allí ir a su rancho en limusina.
Cuando el General Smith se enteró del viaje, activó un pelotón de marines, al que envió a Jackson, para detener a Cheney, con todos los medios a su alcance.
La crónica da cumplidos detalles de cómo el avión encargado de transportar a los marines, V-22 Osprey, con el helicóptero que utilizarían después, fueron enviados desde una base a 1.800 millas de la de Jackson y, dado que carece de combustible necesario para hacer el trayecto de una vez, fue recargado en pleno vuelo con un KC-135 Stratotanker.
El V-22 aterrizó en la nieve, a apenas 2 kilómetros del rancho de Liz Cheney a la 1 de la madrugada, desde el que bajaron los marines, con ropa de invierno, y armas letales y no letales, recorriendo el camino helado que llevaba hasta la valla de la finca de Cheney. Acto seguido, desconectaron las cámaras de seguridad y se encaminaron a la casa donde había luces, pero no se observaba movimiento. Sorpresivamente, la puerta de la casa no tenía puesto el candado, así que el primer hombre del pelotón entró tranquilamente, hasta que se encontró al primer guardaespaldas que, desconcertado por la irrupción, buscó a tientas el arma que tenía en su cadera. Antes de que pudiera hacer nada, ya tenía tres balas en la cabeza y caía muerto al suelo. El ruido sobresaltó a un segundo agente, que acertó a decir: «¡levántate, levántate! ¡Vienen a por ti!».
«Los marines le dieron un ultimátum: que se rindiera o le mataban. Le dijeron que habían rodeado la casa y que tenían una orden de arresto militar para Cheney. Por entonces, Cheney estaba gritando en su dormitorio, gritando que mataran a los intrusos. Sin embargo, el agente pensó en sí mismo y tiró el arma diciendo algo así como ‘que le follen a esa perra’, y acompañó a los militares hasta el dormitorio de Cheney».
Cheney, en camisón, intentaba coger su teléfono móvil cuando los marines llegaron a su dormitorio y le dieron una descarga de táser, haciendo que colapsara en el suelo y se quedara balbuceando. Un marine le inyectó un calmante en el brazo y se quedó insconsciente.
El marine al mando, sargento primero, dio la opción al agente de ayudar a llevar a Cheney al helicóptero o correr la misma suerte que Cheney. El agente colaboró, y ayudó a vestir a Cheney para meterla en el helicóptero, llevándose sus aparatos informáticos.
Haciendo el mismo viaje de vuelta, los marines regresaron a Camp Pendleton, de donde habían salido.
A Liz Cheney le espera, probablemente, la misma suerte que a su padre, que murió ahorcado.
El General Smith tiene que decidir la suerte del agente. [Personalmente, y leyendo con atención la crónica, pienso que este agente era un Sombrero Blanco infiltrado y fue quien dejó abierta la puerta de la casa].