El ahorcamiento del ex jefe del FEMA de la era Trump, Brock Long, acaecido ayer lunes, ha seguido los protocolos que ya conocemos desde hace ya dos años, por lo que no me voy a detener en describirlos otra vez.
Únicamente, destacaré el durísimo párrafo en el que se cuenta cómo los verdugos describen al ajusticiado cómo será el sufrimiento que padecerá si no tiene la suerte de que la soga le ahorque «a la primera» y tenga que padecer una lenta agonía hasta que deje el mundo de los vivos. Es de una crueldad tal que, por un lado, no lo voy a traducir pero, por otro, me pregunto a cuento de qué viene describir que los ojos se le iban a salir de las órbitas, y se iba a cagar y mear encima, etc, etc, etc. Sólo se me ocurre una explicación: esa crónica pretende meter miedo a otros miembros del Deep State (que, por supuesto, a estas alturas están leyendo todos a Real Raw News). ¿Para qué? Para que «canten», como parece que están haciendo algunos cercanos asesores de Biden.
Ah, al parecer, Brock Long expiró rápidamente, por lo que no sufrió mucho.
