Un servidor estaba esperando esta noticia, aunque confieso que no tan pronto.
Desde el momento en que Real Raw News comunicó los primeros combates entre el ejército estadounidense y las fuerzas FEMA del Deep State encargadas de sabotear las labores de extinción de incendios, ayuda a las víctimas e, incluso, autorizando los pillajes y el asesinato de los hawaianos, sabía que los líderes del FEMA habían firmado su sentencia de muerte.
Y no han tardado mucho los Sombreros Blancos en tomarse la primera pieza: el viernes pasado fue detenido en su casa de Arlington, nada menos que el número 2 del FEMA, Erik Hooks.
Los cargos: los que he enumerado anteriormente, más la desaparición de cientos de cadáveres (con un tiro en la cabeza muchos de ellos), que fueron enterrados en fosas comunes.
Las pruebas: las confesiones de algunos de los agentes del FEMA que no fueron ejecutados, y un memorando, con las fimas de Hooks y su jefa, Criswell, en la que ordenaban a sus agentes a incinerar o enterrar «bien hondo» a las víctimas de los incendios, para ocultar que habían sido asesinados.
Lo curioso es que la carta tiene fecha del 5 de agosto, es decir, tres días antes de que comenzaran los incendios, lo que, según Real Raw News en modo ironía: «o bien quiere decir que tienen capacidades de clarividentes o es un crimen premeditado». No bastando con eso, el día después, 6 de agosto, dos días antes del comienzo del desastre, ya habían enviado 850 agentes a Honolulu, capital del archipiélago.
El tal Hooks se despertó en mitad de la noche con un pelotón de marines mostrándole la orden de detención, consistente en 34 páginas de cargos. Su jefa, Criswell, es la siguiente en la lista, y los militares prometen que será detenida «pronto».
