Política actual — 29 noviembre, 2023 at 7:39 pm

La estrella de la TV Stephen Colbert es acusada de tráfico sexual infantil y llevado a la prisión militar «de los famosos»

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Ya tenemos la primera crónica del interrogatorio a la estrella de la televisión de la CBS, Stephen Colbert, en la que se aclara que, al margen de haber recibido sobornos por promocionar la vacuna del Covid, ha violado a numerosos niños y niñas en la isla de las Lolitas de Jeffrey Epstein.
[Tratad de imaginar la situación: un tipo que, de un día para otro, pasa de ser una millonaria estrella de televisión a estar a punto de ser juzgado por los militares, camino de la horca].
El primer dato que se nos ofrece es que le sentaron en una silla de niño y le dieron una botella de agua. Colbert se negó a beber y el guardia que le interrogaba le dijo que lo iba a necesitar. Acto seguido, pidió que le pusieran una silla más alta, de adulto. La respuesta del interrogador da idea de cómo van a tratar a esta estrella caída en desgracia.
«No le hemos traído hasta aquí para que te pongas cómodo. Y sobre la silla, es una silla de niño, ¿te gustan los niños, no?». Seguidamente, le mostró fotografías de la Isla de las Lolitas en las que se le ve abusando de niños. «Estas son las menos gráficas. Tenemos fotografías peores. Mírelas, detenido».
Colbert retiró la mirada.
«Mire usted, detenido, no estoy aquí para mimarle, o para simular que me gano su confianza. No quiero que confiese porque ya sabemos que es usted culpable, y sé que usted es culpable porque si no no estaría aquí. ¿Sabe usted donde está, verdad?».
«Francamente, está usted jodido. No puedo decirle que puede salvar su vida. Pero es posible».
Colbert dijo que quería irse a casa, que sus derechos constitucionales estaban siendo violados.
«Mire a su alrededor, detenido. ¿Sabe usted dónde está?», le preguntó el interrogador.
«En una habitación, en una isla», respondió Colbert dócilmente.
«Y está claro que no es la isla de Epstein, como le gustaría a usted».
De repento, Colbert comenzó un diálogo consigo mismo, sacudiendo sus esposadas muñecas, como si quisiera creer que lo que estaba pasando era un sueño: «¿Qué es lo que veo a mi alrededor. Lo que me advirtieron de que los militantes fanáticos de Trump estaban llevando a cabo justicia ilegal. No debo soportarlo. Soy un ciudadano norteamericano y tengo derechos. No me pueden quitar esos derechos. Debo estar soñado: esto no puede ser real».
El interrogador se sentó en un silencio asombrado por un momento. «Es tan real como lo que ve, usted no está en la televisión, así que deje de hacer teatro. Usted no está aquí por Trump: usted está aquí porque es un puto pederasta y porque aceptó sobornos a cambio de promocionar una vacuna que usted nunca se puso. Tenemos la prueba, y usted se encamina a encarar un tribunal que le juzgará. Lo que queremos es saber más sobre el bunker que tiene en Nueva Zelanda y cuántos niños mantiene secuestrados allí».
El fiscal militar, según nuestra fuente, aprendió del bunker del apocalipsis que tiene Colbert después de acceder a sus registros del móvil, en donde había una conversación de texto con un desconocido sobre la adquisición de niños entre 6 y 10 años, de ojos azules y rubios, niños y niñas» para llevarlos a su sitio en Nueva Zelanda. En el teléfono también había billetes de avión que probaban que Colbert había estado en Nueva Zelanda siete veces desde 2020.
«¿Su familia conoce esto? Supongo que estarán orgullosos de usted, psicópata. La próxima vez utilice una contraseña más complicada. Pensaba que no le iba a pasar nada abusando de niños allí. Sepa, detenido, que los encontraremos, y cuando los encontremos, las cosas se van a poner mucho peores para usted aquí».
«Me están haciendo una encerrona», contestó. «Quiero llamar a la CBS, quiero hablar con mi abogado».
«Los únicos derechos son los que nosotros le demos. Sí, le van a dar consejos. ¿Y sabe lo que le van a decir? Que usted está envuelto en mierda».
Desafiante, Colbert respondió: «no hablaré con usted».
El interrogador dejó caer una cosa más: «cuando usted abandone esta habitación, puede dirigirse a dos sitios. Uno es tan confortable como puede se una cárcel. El otro, le juro por Dios, el otro le hará removerse por dentro, y rezará a la deidad que usted adore para que la próxima vez sea más cooperativo. Pero no hay segundas oportunidades».
El ultimatum hizo que Colbert se pusiera más agresivo: «que le follen».
La última frase de esta crónica es muy significativa. «Colbert fue llevado a la prisión PARA GENTE FAMOSA. Él ha estado gritando de terror desde entonces».