La crónica de la ansiadísima detención de la jefa del FEMA, responsable de -entre otros muchos- los magnicidios en la isla de Hawai de Maui, comienza con una sincera declaración de impotencia por parte de los militares patriotas, que han sido incapaces de detenerla durante años, debido a que Deanne Criswell ha estado viviendo en Varsovia, Polonia, desde hace tiempo, y ha usado los enormes recursos de la agencia de emergencias para ocultarse.
Al final, ha sido, paradójicamente, Kamala Harris, quien ha ayudado a facilitar la detención de la buscadísima asesina. Hace unos días, el cíbercomando del ejército USA interceptó una comunicación entre un asesor de Kamala llamado David Plouffe y la citada Criswell, en la que, además de comunicarle que Kamala ya estaba gobernando en lugar de Biden, estaba pensando en incluirla en su gobierno (dando por supuesto que va a ganar las elecciones).
La codicia pudo con Criswell y volvió a Estados Unidos, con pasaporte falso, una peluca y grandes gafas de sol, pero el dispositivo de ¡2500 soldados! que el General Smith colocó para detenerla dio finalmente sus frutos, y una mujer, disfrazada, pero con las características físicas de la jefa del FEMA, fue divisada (gracias a una máquina de reconocimiento facial) a las 9 de la mañana del pasado jueves cuando se disponía a entrar en las instalaciones del FEMA en Washington DC. Un pelotón de marines abordó a la pareja de guardaespaldas que protegían a Criswell y ella misma, inmovilizándolos, y llevándoselos inmediatamente a un vehículo SUV.
La reacción de Criswell al verse detenida fue amenazar a los soldados con la horca, pero a estas horas ya debe estar en una celda de la prisión militar de Guantánamo.