Información de rabiosa actualidad proporcionada por Real Raw News en torno a la trama de Puff Daddy y que encaja con la protección a testigos de este caso, que hemos leído en las últimas semanas.
Comienza contando que el propio Donald Trump ordenó hace pocos días al General Smith (comandante en jefe de los Sombreros Blancos) proteger a tres testigos de esa trama que iban a testificar contra el poderoso productor musical por el riesgo de ser asesinados por esta mafia: uno de ellos es el también rapero 50 Cents y otro, el propio Justin Bieber, pero el nombre del tercero no es mencionado en la crónica. Siempre según la citada crónica, al General Smith no le hizo ninguna gracia la propuesta, por considerar que los militares no estaban para proteger a artistas que han conocido los detalles de esa trama, han participado en esas orgías y no lo denunciaron a su debido momento, pero Trump impuso sus «galones» como Comandante en Jefe y el General aceptó su orden.
El caso es que el tal 50 Cents no estuvo en ninguna fiesta y ya había lanzado algunas invectivas a Daddy, con ocasión de la extraña muerte de la mujer de Daddy, Kim Porter, del cual acusaba al productor. Siempre según esta crónica, 50 Cents tendría un vídeo en el que se ven a Michelle y Barack Obama torturando y asesinando a un niño en una de esas fiestas, muy al estilo del famoso «Fazzeldrip» de Hillary Clinton y Huma Abedin. La persona que validaría ese testimonio sería no otro que el propio Justin Bieber.
La posesión de ese vídeo sería el motivo por el que los Obama quieren «quitar de en medio» a Sean Combs/ Puff Daddy
Al parecer, alguno de esos testigos protegidos fue colocado en una residencia que los militares tienen en un lugar no determinado, pero plagado de «trampas» para que los probables asesinos sean asesinados. Para el General Smith, si alguien intentaba matar a esos testigos sería la prueba de que la cinta de vídeo es real y, por tanto, su testimonio.
En la madrugada del pasado viernes cuatro individuos vestidos con ropa de camuflaje y máscaras se introdujeron en una finca de Montana que los militares habían alquilado para albergar a los testigos y que está repleta de cámaras de vigilancia, por lo que les vieron venir en cuanto pusieron pie en la propiedad. Si a eso se añade que los tipos no eran muy eficientes, y se pusieron a discutir sobre por dónde rompían la valla e hicieron un montón de ruido, para los marines que protegían a los testigos fue «un juego de niños» dejar fuera de combate a los dos primeros con sendos tiros en la frente y la garganta. El tercero quedó preso en una trampa que detonó una mina antipersona, por lo que voló por los aires. El cuarto debería haber sido capturado vivo, pero antes de se detenido se suicidó estallando una granada.
La crónica termina diciendo que el FBI tiene ese vídeo seguro, que no lo va a hacer público y que los Sombreros Blancos van a tratar de hacerse con él.
(En mi modesta opinión, los Sombreros Blancos ya lo tienen).