Ayer, Real Raw News anticipó que se estaban deteniendo a personas que estaban colaborando en el fraude electoral en diversos estados, y no sólo en los calificados de «estados inestables» (que deciden la elección pues pueden ir al lado demócrata o republicano); en este caso, en un condado de Texas que es considerado republicano.
Tras recibir varios avisos de que allí estaban pasando cosas raras, militares de paisano se dirigieron a la biblioteca de Benbrock, en el condado de Tarrant, comprobando que chicos jóvenes, que actuaban como facilitadores del voto por adelantado, engañaban a ancianos y minusválidos con pinta de ser votantes de Trump al ayudarles a votar en unos quioscos habilitados para tal fin. En principio, el votante tenía que identificarse en la máquina con su ID y luego se le daba una papeleta, donde marcaba su voto, que luego se metía en la máquina para ser escaneada y luego procesada.
Lo que en realidad ocurría es que estos «hippies» veinteañeros, con la excusa de que estas personas tenían dificultades, se llevaban la papeleta y la destruían, tirándola a la basura.
Los agentes pudieron comprobar que se habían destruido de esta manera 500 votos a favor de Trump. Primero detuvieron a un chico blanco, que se jactó de que haría lo que fuera para que Trump no saliera elegido, y después a una joven negra de 24 años.
La crónica de Real Raw News termina con estas palabras: «El Estado Profundo sabe que están perdiendo por goleada y está tratando de detenerlo. Pero es inútil: ahora mismo, Trump va por delante en todas partes. Basta con mirar a todos los neoyorquinos que estaban en su evento MSG anoche. Harris está acabado, es noticia de ayer. Trump está ganando. Estamos ganando. Sí, la purga del Estado Profundo está lejos de terminar, pero se avecina una tormenta, como diría Trump, como nadie ha visto nunca».
