Mientras Donald Trump saboreaba su victoria, los militares Sombreros Blancos maniobraban detrás de la línea del frente ucraniano para destruir 16 aviones F-16 que el gobierno de Biden había entregado ilegalmente al de Zelensky dentro de un paquete de ayuda valorado en 500 millones de dólares el pasado agosto.
Según informa Real Raw News el mismo equipo de fuerzas especiales que lleva un año y medio destruyendo plantas de procesamiento de adrenocromo y a las personas que la gestionan recibió la orden de suspender operaciones y viajar a la base aérea de Dolgintsevo, al sur de Ucrania para destruir esos aviones y los misiles que los acompañaban.
Siempre según esa crónica, al recibir la orden el comandante de ese pelotón argumentó que la aviación rusa había bombardeado con drones ese mismo aeropuerto en nueve ocasiones desde junio, pero el alto mando le replicó que bajo tierra tenían búnkeres donde escondían parte del armamento. La razón de la imperiosidad de la operación es que con esos aviones estaban bombardeando a población civil en Rusia, contraviniendo la orden de utilizarlos únicamente como defensa.
La operación comenzó a las tres de la madrugada. Los servicios especiales se deshicieron de la patrulla que guardaba el recinto y de una tanqueta armada.
Después de esto los soldados destruyeron el almacén donde se guardaban las docenas de misiles aire-aire y tierra-aire.
El alto mando de los Sombreros Blancos ha prometido destruir el resto de los aviones que Biden regaló al ejército de Ucrania, dado que no pueden recuperarlos y traerlos a casa.