Hace escasas horas la web de filtraciones militares Real Raw News ha publicado la crónica de la reciente detención de la aspirante a presidente de los Estados Unidos, Kamala Harris, sucedida el pasado lunes cuando volvía en un avión que simulaba ser el Air Force 2 desde Hawai al aeropuerto militar de Andrews.
Al parecer, Harris y su marido decidieron marcharse a un lujoso hotel de Hawai para asimilar la derrota en las elecciones, aunque el humor de la ex vicepresidente de Biden no era muy bueno pues sus guardaespaldas pudieron escuchar los continuos insultos a su marido e incluso el lanzamiento de una taza de café contra su cabeza cuando le sugirió que aceptara su derrota en las elecciones (ella mantenía que Trump había robado las elecciones). Cuando no estaba maldiciendo, al parecer se pasaba horas al teléfono discutiendo con sus compañeros de partido Chuck Schumer y Alexandra Ocasio Cortez si debía aceptar oficialmente la victoria de Trump (ya que todavía no lo ha hecho).
Lo que no sabía Kamala es que la mitad de los guardaespaldas del Servicio Secreto que le acompañaban no sólo estaban reportando a la comandancia de los Sombreros Blancos de sus movimientos sino que, siguiendo un plan, la convencieron de que una milicia patriota de Michigan había desplazado a Hawai un contingente de hombres con la intención de matarla, razón por la cual era recomendable que adelantara su viaje de regreso a Washington DC un día.
Los Sombreros Blancos se encargaron de «eliminar» a los tres únicos guardaespaldas leales al Deep State que cuidaban a Kamala Harris, y cuando ésta preguntó por su paradero el resto de agentes le comunicaron que habían sido eliminados por la milicia de Michigan. Este hecho convenció a Harris para volver a Washington inmediatamente, donde la esperaba un convoy de cinco vehículos; los guardaespaldas metieron a Harris y su marido en el SUV de los militares Sombreros Blancos que inmediatamente se llevaron al matrimonio, modificando la ruta deseada por Harris por otra, donde otro equipo de Fuerzas Especiales les esperaban, para cambiar de coche. De esta manera, los guardaespaldas de Harris perdieron el rastro de la todavía vicepresidente, pues los militares habían preparado un cuidadoso dispositivo, que incluía cinco cambios de vehículos en 30 minutos, eludiendo así la vigilancia tanto del Servicio Secreto como de la policía local de Washington DC.
Las fuentes de Real Raw News no especifican cómo lograron los militares salir de Washington DC, pero aseguran que Harris y su esposo ya están en un lugar seguro, desde donde serán llevados a la prisión militar de Guantánamo en donde afrontarán un juicio militar. «Pero antes», añaden los militares, «deberá reconocer su derrota electoral».