España — 10 octubre, 2016 at 9:07 am

El ayuntamiento barcelonés crea escuelas de disidencia… (controlada, evidentemente)

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sonyxperia-1603
Claro ejemplo de ideología a la contra (por sistema)

Viviendo como vivo en un barrio eminentemente de «Podemos», uno alucina con la falta de respeto de los hijos de estas supuestas personas concienciadas por lo público y los adultos; resultado, sin duda, de esas nefastas creencias hippies de que a los niños no se les debe decir que no a nada (y que ha llevado a la disolución moral de la sociedad).
Las enormes contradicciones de una corriente de pensamiento a la contra (originado, como sabemos por boca de Charlotte Yserbit por el propio sistema) se manifiestan cuando han llegado al poder.
Hace unos días, nos enteramos de que el ayuntamiento barcelonés (gobernado por los supuestos antisistema) han montado una escuela de formación ¡de activistas antisistema!
Sí, no me he vuelto loco; lo habéis leído bien. Procuraré aclarar bien mis palabras para que entendáis pero es posible que lo tengáis que leer varias veces porque la idea, en sí misma, es absolutamente delirante.
Los antisistema devenidos sistema ofrecen: clases de «guerrilla urbana», acción situacionista y toma de decisiones asamblearia.
Y yo me pregunto: ¿podrán los ciudadanos barceloneses organizar un referéndum para derogar su concejalía de promoción de la guerra de sexos?
¿Qué ocurriría si esa guerrilla urbana se dedica a sabotear las decisiones del propio ayuntamiento? ¿Y si las decisiones asamblearias cuestionan lo que propone el propio ayuntamiento?
En definitiva: ¿consideráis posible que las personas que se definan como antisistema quieran ser adoctrinados por los antisistema devenidos sistema? ¿Tiene alguna lógica que el propio Poder forme a los disidentes contra el propio poder?
¿Acaso no parece ésta la prueba definitiva de que la disidencia controlada quiere controlar a la disidencia?
¿No será que tienen miedo de que -una vez que la contracultura se ha convertido en cultura oficial- ese espacio liberado sea ocupado por algún otro grupo realmente disidente?
Sin duda alguna, en el momento en el que los antisistema se volvieron sistema, el propio sistema entró en la fase de total disolución. Seguid los debates ideológicos entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y lo veréis más claro: igualito que en el barrio de Lavapiés. Los supuestos concienciados piden honradez a los políticos y ni siquiera son capaces de educar a sus hijos en el respeto.