(Tomada de www.almodovarjara.com)
Madrid, 22 de febrero de 2017.- Alejandro murió cuando contaba poco más de tres años. Ocurrió el pasado mes de noviembre en Salamanca. Sus familiares sospechan de la vacuna de la varicela Varivax pues se la pusieron al mediodía y el niño falleció de madrugada.
Alejandro nació en Albacete y murió en Salamanca, donde sus padres vivían desplazados por motivos de trabajo, a la edad de tres años y tres meses.
Estaba sano, sin ninguna enfermedad previa y sus padres, aconsejados por sus pediatras y pensando en ofrecer lo mejor a su hijo cumplieron con rigor los calendarios oficiales de vacunaciones.
Así, le pusieron todas las inmunizaciones del calendario oficial de la Comunidad autónoma en la que residen más la vacuna antineumocócica Sinflorix y Rotatec, la del rotavirus, es decir, prácticamente todo lo que una familia puede dar a su vástago en tema de vacunas.
Alejandro murió poco después de ponerle una dosis del tratamiento preventivo de la varicela marca Varivax, del laboratorio Sanofi Pasteur Merck, Sharp and Dohme (MSD).
«Decidimos vacunarle por su bien -explica Alejandro padre-, cumpliendo con el calendario, en Castilla y León se recuperó para la inmunización contra la varicela a los niños nacidos en 2013 y en adelante. Era la segunda dosis, la primera se la pusieron al cumplir tres años junto con la de la triple vírica».
Sobre qué ocurrió ese día 15 de noviembre del año pasado, 2016, comenta:
«Su madre fue a recogerlo al colegio para ir a vacunarlo. Le aplicaron la vacuna a las 12:30 horas. Comió bien, se hechó la siesta, merendó.
Entonces quejó de dolor de piernas pero jugó en el parque por la tarde con su hermano. Al final de la tarde su madre se fue a un centro comercial y estuvieron haciendo la compra. Por la noche, cenó un potito y un yogur y le notamos que tenía algo de fiebre y así fue. Entonces le dimos apiretal y lo acostamos sobre las 22:30.
Su madre entró en el dormitorio a verlo sobre la 1:30 de la madrugada y ya no tenía fiebre. Al levantarme sobre las 6:45 me lo encontré muerto».
Tras su fallecimiento el forense dijo que tenía los pulmones encharcados y el 112 no dijo nada. «Tenemos por escrito edema agudo de pulmón, que es lo que dictaminó el forense», comenta el progenitor.
El pequeño Alejandro está muerto y sus familiares, que le vacunaron con toda la ilusión del mundo, confiando en los tratamientos y el sistema sanitario que los promueve se sienten engañados:
«Nadie nos informó del potencial de reacciones adversas de la vacuna, ni de como actuar ante uno de esos efectos secundarios o varios, como fue el caso. Creo que existe la sensación pública o general de que las vacunas son inocuas…”, concluye Alejandro padre.
Hay que destacar que, en este caso, el pediatra sí que notificó ante la autoridad sanitaria de farmacovigilancia la sospecha de reacción adversa sufrida por el niño (muerte) y la atribuyó a la vacuna.
La familia de Alejandro ha confiado la gestión legal de su caso al Bufete Almodóvar & Jara.
Hemos presentado un escrito solicitando investigación. Pedimos una serie de pruebas y nos han admitido prácticamente todo; el juez está dispuesto a investigar si existe relación de causalidad entre la puesta de la vacuna Varivax y la muerte del pequeño, además de las circunstancias que rodearon dicho fallecimiento.
Más info:
Miguel Jara
DirCom Bufete Almodóvar & Jara