Veo la Verdad aparecer al galope. Hablando con la gente en el Congreso de Hellín siento el despertar movilizarse por todos lados. He conocido hasta un ex del programa Gran Hermano que ha despertado.
En estos días he tenido una conversación con un amigo catalán que fue toxicómano y ahora es un empresario exitoso, y me ha contado algunas cosas muy suculentas.
Resulta que este hombre estuvo en El Patriarca, si recordáis, esas granjas de rehabilitación de drogadictos que triunfaron en Europa en los años ochenta y noventa logrando recuperar a mucha gente. Bien, este amigo, que rehizo su vida y hoy está en el mundo de la conciencia, seguidor de mi página y persona de fiar, me cuenta que llegó a conocer muy bien la organización de El Patriarca desde dentro, viajando a la sede de Bélgica en repetidas ocasiones.
Y allí (agarraos) conoció a unos cuantos vascos. Vascos etarras, y vascos «yonquis».
Y entonces, empecé a reprocesar información.
-¿Quieres decir que había muchos yonquis dentro de ETA?
-No te puedo decir cuántos pero sí he hablado con unos pocos y sé que algunos se ponían de caballo antes de matar y a otros, les pagaban los asesinatos con heroína.
!!!
Entonces, como digo, empiezo a reprocesar muchas cosas que ya sabía, y empiezo a recordad, por ejemplo, haber leído noticias sobre «el problema de la droga dentro de ETA» o los asesinatos de camellos en los años ochenta-noventa por parte de ETA. En aquel entonces, se explicaron como que ETA no quería que hubiera droga en el País Vasco porque dañaba a «su gente» pero esta explicación abre otras vías para explicar la cuestión.
-La primera, es que esos asesinatos eran ajustes de cuentas por temas de droga, que manejaban los propios etarras, consumidores y, seguramente, también traficantes.
-La segunda es la posibilidad de que el famoso rumor de que el Cuartel de Intxaurrondo de la Guardia Civil manejaba la droga que entraba en el País Vasco, también manejara de esta forma a los etarras.
-A consecuencia de ello, el fenómeno de los asesinatos de ETA (una parte, al menos) se explica desde el punto de vista de la drogadicción y no sólo como una cuestión política (evidentemente, esa gente se lo creía pero seguramente, también, si no hubiera entrado tanta droga en el País Vasco, tantos chicos no se hubieran vuelto tan locos como para dedicarse a matar fríamente).
-Mi amigo me cuenta que en los análisis de sangre que se hacían a los detenidos se les ha debido ver que eran consumidores de droga y esto se ha ocultado.
-Entonces es cuando me acuerdo de mis viajes a San Sebastián/Rentería en los años ochenta-noventa y recuerdo que, en el ambiente del rock radical vasco, se mezclaba el tema político-independista y también la droga. Sin ser lo mismo, eran dos ambientes concomitantes, por lo que ha habido un lazo entre ambos y, de alguna manera, la locura de convertirte en un asesino de personas que no conoces, en virtud de una idea, bien ha podido ser apoyada por una desestructuración espiritul producto de la droga.
-De repente, se me enciende la lucecita y me acuerdo del etarra Josu Ternera, que dejó la dirección de la banda para ¡hacerse diputado autonómico! Siempre hubo algo en Josu Ternera que me llamó la atención: su cara era más cruenta que la de un simple asesino, había algo más que me llamaba la atención. Ahora lo sé: es un yonqui (o alguien que ha pasado por la droga).
-Mi amigo también me cuenta que, dado que eran toxicómanos, viajaban desde España hasta Bélgica en furgonetas sin documentación (se la entregaban a la cúpula de la organización El Patriarca), por lo que era una vía segura para que los etarras escaparan al extranjero sin que la policías les pillara.
-Poco después, he recordado un Guardia Civil que conocí en algunas fiestas de amigos en los noventa, antes de comenzar mi retiro conspiranoico-espiritual en las que corría la droga por doquier. Este Guardia Civil roquero, un tío de lo más normal cuando le conocías, era antidisturbio que había trabajado en el País Vasco y me contó que se ponía de cocaína y de speed antes de ir a reprimir a los manifestantes. Sin decirlo claramente, me vino a dar entender que sin consumir droga antes, no podría haber pegado a la gente (y entiendo que la mayor parte de los antidisturbios consumen droga antes de hacer ese «trabajo»).
En suma, que tanto los malos (terroristas) como los buenos (la policía) consumen droga para realizar actos violentos.
PD: Acabo de tener esta conversación cuando me encuentro a un navarro que me viene a felicitar por mi charla. Le cuento esto mismo y me contesta, sin extrañarse demasiado, que sí, que lo de los etarras yonquis era algo conocido en el País Vasco y que él mismo ha visto a la policía meterse en su furgoneta para ponerse «rayas» antes de salir a reprimir una manifestación.
La VERDAD sale a la luz. Imparablemente. Y más que se sabrá.
PD: Mi amigo, que sabe mucho de astrología, me cuenta que la mayor parte de yonqui eran signos de agua, personas con mucha sensibilidad: la droga empatizaba con su propia psicología.