Alguien me lo recordó hace unos días: en el Padrenuestro que nos enseñaron cuando éramos pequeños se decía «perdónanos NUESTRAS DEUDAS, así como nosotros PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES» y, en la modificación de hace unos años se cambió por: «perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden».
Es decir, de un plumazo se quitó de enmedio la abolición del dinero-deuda, por extensión, de la usura, por una fórmula más sionista.