La frase es de mi amigo (y asesor en el mundo Bitcoin), Paco. Me parece tan acertada que estoy por hacerme una camiseta con ese eslógan.
Es cierto, los frikis veinteañeros, muchos de ellos desempleados, que hace sólo cinco años se pusieron a «minar» bitcoins hoy se han convertido en millonarios… que van a ver multiplicada su riqueza exponencialmente cada año que pase.
Conozco un tipo que se compró cien bitcoins a 400 euros que hoy día tiene ¡un millón de dólares! Imaginad cuántos así habrá por el mundo.
Es una locura, una salvajada, pero hace falta empezar a contemplar lo que este cambio tecnológico puede generar en el Planeta A CORTO PLAZO.
Se está comenzando a producir una transferencia de dinero (y de Poder) brutal a miles de individuos que no han pasado por los abusos sexuales siendo niños y, por tanto, creen en el Bien y la Libertad. ¿Qué hará esa gente, con los ideales muy claros, con estas grandes cantidades de dinero?
De momento, implantar un medio de pago; en cuanto ese colectivo mundial empiece a exigir el pago en bitcoins en sectores productivos (llámese hardware, viajes, hostelería, compras por Internet), esta tecnología empezará a implantarse y a reemplazar las transferencias bancarias por completo. Fin de la banca sionista. Fin del dinero-deuda.
Siendo esto brutal (una auténtica revolución), lo mejor será todavía saber en qué empleen el dinero productivo: qué tipo de empresas crearán, cómo realizarán sus vacaciones, a qué sector de la población (estilo de vida) apoyarán y, finalmente, en qué momento se convertirán en partido político y lleguen al poder.
Todavía no me atrevo a hacer un pronóstico, aunque sí os puedo decir que las personas que hemos apoyado esta revolución desde el principio somos los que conocemos el fraude del dinero-deuda y, por lo tanto, aunque evidentemente los vampiros se hayan infiltrado ya para intentar controlar esta revolución, estamos hablando, en términos sociológicos, de la rebelión libertaria tanto tiempo esperada.
Y a eso añadidle los inminentes fondos de prosperidad.
Conclusión: empezad a soñar. A lo grande.