Lo bueno de tener una nación «fuera de control» como Corea del Norte es que de vez en cuando se le escapa alguna verdad políticamente incorrecta. En este caso, dentro de una crónica sobre un viaje de Kim Jun Sun a unas montañas, han resaltado cómo el líder fue capaz de detener la tormenta y que saliera el sol, admitiendo, implícitamente, la modificación artificial del clima; uno de los problemas más importantes que tenemos ahora mismo en el Planeta.
Los que vivís en España, habréis asistido ayer mismo a la «puesta de gala» del fenómeno de los accidentes climatológicos con nombre propio. Con bombo y platillo, los hombres del tiempo españoles han anunciado que la Agencia encargada de la Meteorología ha decidido (??) copiar a la estadounidense y comenzar a poner nombre a las borrascas: comenzando por la «A» e intercambiando hombre y mujer.
Lo primero que le viene a uno a la cabeza es la nota de espectacularidad y miedo que nos quieren inocular al copiar el desarrollo de los tornados en el Caribe pero, yendo más lejos, esa «autoría» que significa ponerle nombre me ha llevado otra hipótesis, teniendo en cuenta que vivimos en un mundo capitalista donde todo es dinero. ¿No será que las borrascas y tornados tienen nombre porque tienen autores y cobran por ello? Es decir: que las distintas estaciones HAARP encargadas de modificar el clima reciben subvenciones en función de su «trabajo».