El diario La Vanguardia publica hoy miércoles una entrevista con un tal Daniel Gabarró, que pasa por ser el «gurú espiritual» de los independentistas catalanes. A poco que leas la entrevista, te encontrarás con todos los lugares comunes del pensamiento new age, entre ellos, el que acertadamente da título a la entrevista: «el mal no existe, por tanto las injusticias tampoco».
De entrada, el pensamiento del tal Gabarró choca con su propio ideario independentista que se sostiene, evidentemente, desde la injusticia de que Cataluña pertenezca a España.
Dado que este señor no cree en la Justicia ni el Mal, tampoco puede considerar la existencia de la «homofobia» pues, al carecer de moral, está incapacitado para juzgar que una conducta (en este caso, el rechazo de la homosexualidad) pueda ser calificada como «mala». Tampoco puede considerar que «la homofobia sea una prisión» porque, insisto, eso implica una postura moral ante esa opinión que su propio ideario (no hay bien ni mal) niega.
Su descripción, positivista, de la inexistencia de la oscuridad es «de traca» pero en definitiva, sigue el fanático pensamiento new age de que no existe nada malo que, obviamente, incapacita para luchar contra ningún mal (entre otras cosas, porque al no creer en el mal, carece de capacidad para identificar el bien).
Por último, al repetir el mantra new age de que «no existe la verdad» reconoce, implícitamente, que no por qué creer una sola palabra de lo que ha dicho. Como él mismo dice «no aspira a tener razón». Pues eso: aquí conduce el demencial pensamiento positivista: a tirar las propias ideas a la basura.
«No hay por qué creer una sola palabra de lo que dice Daniel Gabarró»: por Daniel Gabarró.