La dualidad hegeliana está marchándose al lado contrario, y ahora resulta en que todo está predeterminado por la genética y la cultura (y el libre albedrío) no tiene ningún papel. Estamos viviendo una etapa de transición de una a otra locura y, en medio, quedan ideologías de otra época como la de género, que sigue afirmando que el sexo se elige. Cosas del final de la historia.