Yo creo que es un síntoma de cómo esta sociedad que adora la velocidad ha entrado en su recta final. Ayer leía que van a convertir la salida por la carretera de Extremadura de Aluche/Campamento en una vía urbana para que los coches vayan ¡a 50 por hora! (Toda la vida se ha circulado por allí tranquilamente a 120). En estos últimos viajes por España me he encontrado con que han cambiado las señales de limitación de velocidad en un montón de sitios y te encuentras «80» en rectas diáfanas y cuestas abajo con ligerísimas curvas. Por no hablar de los radares móviles y hasta con drones…
Sí, no hace falta que me contéis que son excusas para poner más multas, pero la cosa está llegando a unos extremos en los que, como digo, parece que esta sociedad de la productividad (trabajar más deprisa para producir más) está implosionando hasta quedarse paralizada.
Me pregunto cuánto tardará en haber una huelga o movimiento de los conductores para detener esta locura, esta exageración que sólo pretende estresar al ser humano. ¿Harán algo los periodistas para denunciar este abuso?
Por no hablar del cierre de las ciudades al tráfico vehicular: se están pasando «cuatro pueblos». Los mismos que hablan de «gentrificación» están convirtiendo los centros de las ciudades en meros parques temáticos para el turismo.
Estamos sin control: no hay nadie al mando en este mundo decadente.
Menos mal que queda poco…