Mucha atención porque la ya reseñada paranoia de los piropos ha tocado a dos jovencitas femeninas que han creado la situación perfecta para hacerse las víctimas por haber generado en los animales varones la reacción lógica ante tal despliegue de femineidad. El lugar donde ha sucedido no puede ser más emblemático: el templo de la bananal mallorquina, Magaluf.
Hombre y Mujer — 12 junio, 2018 at 6:36 pm