Atención, que la cosa se pone interesante porque el enfrentamiento entre feministas y gays continúa en la línea del debate sobre los vientres de alquiler.
En la reciente cabalgata del orgullo gay en Londres, un grupo de activistas feministas lesbianas bloqueó la marcha para denunciar que los hombres castrados no son verdaderas mujeres. Con pancartas como «Lesbiana= Mujer homosexual» y «activismo trans suprime a las lesbianas» y gritos como «El hombre que dice ser lesbiana es un violador».
Leyendo entre líneas de la información publicada por la web gay «Gaystarnews», parece que la propaganda en favor de la transexualidad está haciendo que los hombres castrados (que posteriormente se declaran «lesbianas») estén ganando la batalla del ligue entre las lesbianas (que parecen preferir a un hombre lesbianizado frente a la «lesbiana natural», perdonad por el chiste) y esto ha generado la ira de las lesbianas clásicas o conservadoras. El flyer que repartían contiene toda la sabiduría del Tao, pues demuestra que, cuando llevas la realidad a un extremo, al final la Naturaleza vuelve las cosas a su estado natural. No os perdáis esta frase del manifiesto lesbiano contra la transexualidad y guardadla para el «hall of fame» de esta época demencial.»El movimiento en favor de los transexuales está coaccionando a las lesbianas a tener sexo. Nosotras condenamos firmemente esta viciosa forma de antilesbianismo disfrazada de progreso».
La última declaración de una lesbiana antitransgénero que reseña el artículo es de tal profundidad que os exhorto a que meditéis su sentido, porque después de diez minutos todavía no lo tengo claro: «el movimiento transgénero es terapia de conversión. Y la terapia de conversión está mal».
Lo que está claro es que el movimiento gay y el feminista han roto su alianza y a partir de ahora se convierten en enemigos. La cosa se pone divertida.