Como os venía comentando, el proceso de desintegración de la izquierda española es irreversible, desde el momento en el que ha aparecido una fuerza que se atreve a cuestionar dos de los pilares de este régimen, que han sido banderas de esta izquierda traidora: la estimulación de la guerra de sexos (para que no nazcan españoles) y la consiguiente invasión de humanos venidos de países más pobres.
En este buen artículo de El Mundo, se describe la irresoluble disyuntiva que afronta Pedro Sánchez, debido a la irrupción de Vox: si continúa con sus alianzas con los que quieren desmembrar el país (Podemos e independentistas vascos y catalanes), perderá la gestión de muchas comunidades autónomas y ayuntamientos, lo que propiciará una nueva sublevación de los «barones» de su partido. Si no lo hace, no aprobará los presupuestos, lo que le llevará a la inutilidad y, consiguientemente, al adelanto electoral.
Por su parte, Izquierda Unida, tras la toma del poder de ese caballo de Troya que fueron sus jóvenes militantes, que llevaron a la coalición a los brazos de Podemos (tomado por otros ex militantes de IU, como Pablo Iglesias, Irene Montero, Rafa Mayoral o Juanma del Olmo) y su posterior fracaso, la vieja guardia representada por Gaspar Llamazares se rebela a su vez para ir por libre (y pretender sumarse a la coalición Ahora Madrid, donde también está IU: ¡de locos!) En suma, esta locura revela la esquizofrénica huida hacia ninguna parte de la izquierda radical, que ve cómo desaparece del mapa europeo y sabe que, una vez llegan personas que van a descubrir el genocidio que la política izquierdista de la guerra de sexos ha provocado en la población española, «no va a quedar ni el tato». Llamazares ya no guarda respeto por el «niñato» Alberto Garzón y le reta a duelo, devolviéndole la traición por traición. Esto acabará cómo han acabado todas las purgas comunistas: a machetazos y se suman a las batallas internas en Podemos que se convertirán en guerra fraticida cuando, en mayo, esta coalición de resentidos sociales vuelva al 10% de voto tradicional en la izquierda, y sea ampliamente superada por Vox.
Pero la rápida mutación española, propiciada por las locuras de la izquierda traidora, no va a acabar sólo con la izquierda, pues Ciudadanos, el partido del globalista Albert Rivera, va a quedar retratado al aliarse con Pedro Sánchez para «aislar» al de Santiago Abascal, lo que hará que comience una espiral autodestructiva, que sólo se retrasará debido a los votos que «robe» al PSOE. A medio plazo, Ciudadanos será una burbuja como lo fue Podemos.
Que Vox va a modificar el tablero político a corto plazo es algo innegable, pero incluso el partido de Abascal tendrá que retratarse en su postura ante el Nuevo Orden Mundial cuando la última locura que ya se quiere implementar en Argentina, llegue a España: la obligatoriedad de la vacunación para renovar el carnét de identidad. Es entonces cuando una coalición de reciente creación, ADÑ, que en teoría se opone al Nuevo Orden Mundial por completo, tendrá su oportunidad.
En breve, ampliaré la información sobre la última locura en marcha por parte de estos locos.