En esta gira ibérica presentando mis últimos libros, estoy teniendo la oportunidad -al margen de conversar con la gente más despierta de cada lugar- de tomar el pulso a cómo se viven estos momentos de final de una era, en particular en el terreno económico.
Os puedo contar que, por primera vez en mi vida, he encontrado a los andaluces tristes, y esto es un hecho francamente reseñable pues, como todo el mundo sabe, Andalucía es la patria de la alegría. Después de diez días por allí, me preguntaba ¡si habían perdido hasta su acento!, ese particular gracejo al hablar que es parte de su idiosincrasia. Hasta que alguien me lo dijo: Andalucía está triste, se nota la crisis. Lo noté hasta en la fiesta del matrimonio gay a la que acudí (como sabéis, «gay» significa «alegre», por lo que los homosexuales tienen prohibido estar tristes y siempre tienen que lucir contentos).
Bueno, pues al llegar a Valencia he notado algo en común con algunas poblaciones andaluzas por las que he pasado: las calles están sucias y hay mucha gente caminando a unas horas del día en las que antes había estrés. Las contratas de basura no cobran y han reducido sus servicios, y el tráfico rodado ha descendido notablemente en muchas grandes ciudades, como Valencia.
Tercera apreciación, y esto es experiencia directa, a través de mi amigo Carlos Angulo: en Valencia se pueden comprar pisos por 50.000 euros. La burbuja inmobiliaria ha pinchado YA en el epicentro de la misma (como bien dice mi amigo, contertulio de un buen debate semanal por Internet que próximamente conoceréis). Es decir que, dado que la posesión de los pisos en España es como un conjunto de fichas del dominó (uno intenta comprar en un lugar, después de vender su piso en otro), Valencia va a originar una modificación de los precios de la vivienda que los va a colocar en precios de finales de los años noventa, principios del siglo XXI.
Ergo: el dinero va a volver a fluir pero casi que con pisos comprados al contado (después de vender el suyo).
Preparados, el baile está a punto de comenzar.
PD: El viernes próximo estaré en Gijón, y el sábado, en Oviedo. Mi pequeña gira «el Guiri-gay» terminará, de momento, en Extremadura, concretamente, en el pueblo de Villanueva de la Serena, Cáceres, lindando con Ávila, el 23 de marzo. En Abril, iré a Barcelona al acto «fin de gira».