Algo grande se está incubando, cuando personalidades del mundo de la medicina como el israelí Yehuda Shoenfeld (autor de una veintena de libros sobre las enfermedades del sistema inmune, que le han valido el calificativo de «El Padrino de la autoinmunología) están cuestionando abiertamente las vacunas, especialmente el aluminio.
En un reciente artículo publicado en el diario «Investigación farmacológica», Shoenfeld y otros colegas han apuntado a cuatro grupos de riesgo por los efectos de las vacunas en el sistema inmune.
En primer lugar, las vacunas impiden infecciones de enfermedades que desecandenan una mejor inmunidad. (Por más que te pueda resultar extraño, hasta hace no mucho se consideraba que los niños tenían que pasar algunas enfermedades porque eso les hacía más fuertes) y, al mismo tiempo, generan autoinmunidad, o lo que es lo mismo, que el sistema inmune se revuelve contra el propio organismo, originando diabetes, lupus, artritis, vasculitis, síndrome de Guillain Barre… El conjunto de estos síntomas se ha denominado desde hace cuatro años ASIA (Autoinmune Síndrome Inducidos por Adyuvantes) o Síndrome de Shoenfeld, en honor al descubridor israelita y se resume en que, al activar el sistema inmune artificialmente, éste se vuelve contra el propio organismo, inhibiendo algunas de sus funciones básicas o distorsionándolas. En otras palabras: que el sistema de defensa del organismo distorsiona el funcionamiento de los músculos (creando rigidez o espasmos) o diabetes o esclerosis múltiple. Los cuatro grupos de riesgo detectados hasta el momento son:
-Aquellos que han tenido una reacción adversa previa.
-Aquellos que tengan un historial anterior de problemas con el sistema inmune.
-Personas con alergias.
-Personas con familiares con alguno de estos problemas, fumadores o con escasa vitamina D.
Sin duda que este artículo va a dar razones de peso a los argentinos y muchos más para evitar la vacunación.
Estamos hablando del número 1 del sistema autoninmune, nada menos.
