Como bien supo ver hace días el activista anti-ingeniería social, Patricio Carrasco, la asquerosa campaña en torno al salvamento del pozo del niño malacitano Julen escondía un maléfico objetivo: justificar el cierre de los pozos de agua libres, no controlados por el estado, que ahora se van a considerar «peligrosos».
La ministra Celis lo ha dejado claro con sus declaraciones para sacar provecho de la alarma social causada.