En un alarde de «democracia interna» que debe haber puesto de uñas a los muy asamblearios miembros de Podemos, Irene Montero ha anunciado en estos días que -sin contar con las bases- ella va a sustituir a Pablo Iglesias al frente de Podemos, muy probablemente, después del batacazo del 28 de abril.
Como digo, el que los monarcas republicanos de Podemos hayan decidido ¡por su cuenta! traspasarse el poder dentro de su palacete de Galapagar no debe haber gustado nada a los comunistas de este partido.
Así las cosas, ahora podemos entender a la perfección la maquiavélica jugada de Íñigo Errejón al crear la escisión «Más Madrid» sin renunciar por ello a ser miembro de Podemos; sabiendo que la pareja había decidido que Irene Montero pretendía ser la nueva líder de Podemos, «se ha marchado sin irse» para poder presentarse a las primarias, y competir con la feminista. Con seguridad, si le dejan presentarse, la ganará, entre otras cosas, por la desfachatez y el nepotismo que los marqueses de Galapagar están desplegando.
Ahora falta saber si le dejarán presentarse, claro y si, en caso de hacerlo y ganar, no amañarán las elecciones.
En cualquiera de los dos casos, Errejón gana porque se puede presentar como la víctima de una conspiración.
Las dos semanas posteriores a las elecciones generales serán de aúpa en Podemos. Preparen las palomitas.
