Bueno, supongo que a estas alturas, muchos os estaréis preguntando qué ha pasado en este mes recorriendo España mientras presento el libro más escandaloso de la historia.
Estas semanas me han permitido palpar la realidad ibérica a nueve meses del parto planetario y, la mejor forma de resumirlo es, Tristeza. España está triste, no se oye reír en los bares y la gente «normal» de los lugares donde he estado (Málaga, Algeciras, Granada, Córdoba, Valencia, Gijón y Oviedo) parece esperar el próximo partido de fútbol en la tele como máximo aliciente de sus vidas. La sensación de que no hay salida a la situación actual se palpa en el ambiente.
Muy distinto es, sin embargo, el ambiente conspiranoico-espiritual, en el que estas fechas se viven con una mezcla de esperanza y de miedo por lo que sucederá a partir de la mítica fecha del 21 de diciembre del 2012. La sensación de que las cadenas que nos han mantenido oprimidos pueden caer hace que los proyectos de la gente despierta se multipliquen en calidad y cantidad.
En este mes he tenido la oportunidad de compartir experiencias y opiniones con los amigos y familias de Mario, Susana y Mónica, Chus, María, Carlos y Marko y Caroline de las que nacerán muchas noticias y proyectos que volcaré en esta página en los próximos meses. Lo que os puedo decir es que la gente despierta está adquiriendo un grado de excelencia y lucidez en lo que hacen que les deja a un paso de la iluminación. Y lo que tienen en común todas esas personas es que aúnan una honestidad a prueba de bombas con la valentía de organizar una charla para decir una verdad tan censurada como «La conspiración del movimiento gay con un gran talento. (De verdad, gracias a todos y cada uno con los que he compartido momentos en estos viajes porque me habéis hecho sentir un Sultán).
No hay duda: la mejor manera (diría que la única) de dar lo mejor de ti mismo es por medio de la honestidad. Honestidad radical, como reza el libro que estoy leyendo ahora mismo.
De lo que no hay duda es de que en este mes, La Conspiración del Movimiento Gay se ha demostrado fehacientemente. Tras impedir el acceso a las librerías, los autómatas (inconscientes) al servicio de la Policía orwelliana del pensamiento torpedearon el acto en Córdoba (tres sitios se negaron) y lo intentaron en Valencia, Gijón y Oviedo. Hubo amenazas de boicoteos no cumplidas en estos tres últimos lugares pero sólo se confrontaron los argumentos en Gijón y, un poco más, pero muy poco, en Oviedo.
En la ciudad costera, hubo algunas preguntas por parte de unas feministas que creen haber nacido lesbianas, que no supusieron muchos problemas para mis datos. Eso sí, tengo que reconocer un fallo por mi parte, pues una mujer que cree haber nacido lesbiana argumentó que en Paquistán habían legalizado el tercer sexo, cosa que no me creí, aduciendo que era imposible que en un país musulmán y conservador como ése, se pudiera producir esa noticia.
Bueno, pues la honestidad ante todo: esa noticia es verdadera, aunque, por otro lado, me da la razón en el sentido de que la disociación entre sexo y género nos va a llevar a ese derrotero en todas partes del mundo. ¡Si se aprueba en un país musulmán…!
En Oviedo, contamos con la presencia de otras cuatro chicas que creen que las condenaron de nacimiento a no vivir el amor fuera de su sexo y que no paraban de hablar por teléfono y cuchichear y molestar, en una evidente treta para sabotear el acto. Las aguanté unas acometidas hasta que me puse firme y, por fin, respetaron.
Al final, varias de ellas, visiblemente nerviosas (parecía que se habían tomado «algo» para infundirse coraje) hicieron algunas preguntas que denotaron el enorme cacao que tienen en la cabeza pues, queriendo atacar mis argumentos, ¡reforzaba mi tesis!
En concreto, una me dijo: «no sé por qué dices que el movimiento gay es tan alegre cuando la realidad es que hay tanta violencia dentro de la pareja homosexual como en el mundo heterosexual».
-«¡Estupendo, me lo pones ‘a huevo’! Entonces, ¿por qué no hablan de esas noticias en la tele? ¿por qué la ley de violencia de género solo habla de violencia del hombre sobre la mujer?»
El absurdo de la conversación (queriendo atacarme, me daba la razón) os puede dar idea, como os digo, del grado de lavado de cerebro que tenía en la cabeza esta chica y, en general, el Movimiento Gay. No hay persona con capacidad para desmontar el libro y por eso intentan impedir que hable con su única fuerza: la misma coacción que las beatas y los meapilas de la era católica utilizaban para sabotear a los librepensadores. Los curas y las monjas de antaño hoy apoyan al Movimiento Gay; en realidad, son las mismas tipologías humanas de individuos que no han desarrollado la conciencia individual y se protegen en el grupo para repetir la cantinela oficial. Ayer era el sermón de la iglesia; hoy, el de la prensa oficial al servicio del Club Bilderberg y los Rockefeller.
Bueno, pues con una gran cantidad de placenterísimas experiencias asturianas volvía a Madrid, preparándome para el final de gira en Cáceres, cuando el jefe de los sufis nashbandiqs me anuncia que, debido a las presiones por parte de seguidores del movimiento gay, ha decidido cancelar mi presentación en su tetería.
Ahora sí que alucino. Librepensadores y gente no adscrita a ninguna religión han soportado las presiones de la Policía del Pensamiento siguiendo los dictados de su conciencia, ¡y los seguidores del Corán claudican ante el qué dirán!
¡Y encima, sufis! ¡Los supuestos descendientes de aquellos preciosos locos que cuestionaban la realidad, desafiaban la moral de su época y pasaban completamente de lo que los demás pensaran! ¡Flipante!
Unos momentos de indignación ante la opresión de los Inquisidores y la moderna Policía del Pensamiento dejan paso a la rendición e, inmediatamente, llega la paz procedente de la Comprensión.
Estamos en el Final de los Tiempos.
Y, en el final de los tiempos, todo está al revés. Esta claudicación ante la censura es tan absurda como que una persona se desplace decenas de kilómetros y pague por hacerse fotografías con un tipo que intentó ligarse a una chica en un programa de televisión (ver foto).
En realidad, esto parece una historia del mítico Mula Nasrudin…. ¡Pero al revés! ¡Jajajaa!
PD: Si todavía te importa el «qué pensarán de mí» es que aún no has conocido a Dios.