Dos noticias concomitantes, que los buenos lectores de esta página unirán con agrado.
Por un lado, el segundo del Tesoro norteamericano ha sido nombrado jefe del Banco Mundial, con lo que una de las organizaciones más importantes del mundo pasa a las manos de la «Alianza».
Por otro, en estos días está circulando una enrevesada noticia que tiene como mayor atractivo el que Arabia Saudita esté amenazando con dejar de vender su petróleo en dólares (un acuerdo que consignó este estándar como la moneda mundial en 1973). El caso es que cuando se detiene a analizar el origen de tamaña amenaza contra el poder monetario USA se encuentra que, a su vez, es un proyecto de ley norteamericano contra los monopolios (tiene narices) que afectaría a la OPEP, como fijadores del precio del petróleo. Teniendo en cuenta lo que sabemos, parece claro que, en realidad, es una estratagema del gobierno Trump para que, precisamente, los sauditas abandonen el dólar, y se acabe así este primado que, como muchos sabéis, favorece a los banqueros pero perjudica a la industria y el empleo norteamericano.
Es decir, que todo es un juego, pero que, dado el momento el que se produce, bien puede conducir a la desdolarización total del petróleo, y el ansiado paso al yuang chino, con lo que las premisas necesarias para el reseteo estarían todas cumplidas. De ahí que la colocación de un hombre de Trump en el Banco Mundial parezca el «intercambio de cromos»: «yo dejo de monopolizar la divisa mundial y a cambio me dáis el control de las inversiones en infraestructuras mundialesÇ».