Ya está aquí. Estamos viviendo en el Nuevo Orden Mundial. Aquello que sabíamos que iba a pasar desde hace ya diez años (en mi caso) está sucediendo: todo está prohibido. Protestar, organizar actos por Internet, la asfixia con subida de impuestos y de precios de artículos básicos (en España), la privatización de la policía (en Inglaterra), y lo peor, el proceso de homosexualización obligatoria (mediante coacción), una realidad manifiesta, e innegable ya.
¿Os podéis imaginar el sufrimiento, la angustia, la rabia y la frustración saber que esto iba a suceder hace diez años y no poder evitarlo? ¿Os podéis imaginar la rabia que siento por haber sido censurado, tanto en el ámbito oficial como en el alternativo? ¿Lo que podrían haber cambiado las cosas si me hubieran dejado hablar hace ya años?
Hace sólo un año, tomé el micrófono en la Puerta del Sol delante de un millar de personas y les conté a los allí presentes que este año estaríamos viviendo en la paranoia de un meteorito que se acerca a la Tierra y un ataque Extraterrestre. ¡Qué locura, verdad? Pero es que 5 años antes, me la jugué al escribir el libro «Extraterrestres: el secreto mejor guardado» y sostener con 400 páginas de datos esto mismo: que existen los extraterrestres y que nos iban a intentar colar un falso ataque para que no recibiéramos la ayuda exterior y la temiéramos.
Hace sólo 5 años te jugabas tu salud mental defendiendo eso. Hoy, ya está saliendo en las TV oficiales norteamericanas. Está aquí. Como el Nuevo Orden Mundial. Así de rápidas están yendo las cosas.
Dentro de tres meses, las reformas del mercado laboral, la crisis económica y la subida de los precios serán nimiedades ante la alarma generalizada de la población por un supuesto ataque Extraterrestre. Se decidirá en la reunión del Club Bilderberg en Israel del mes de junio.
Pero, como todo, tendrá su lado positivo. Lo espiritual se convertirá en tema de conversación público (ayer, en la puerta del supermercado, escuché hablar a dos gitanas que vendían flores ¡sobre profecías y la transformación espiritual!!! ¡Os lo podéis creeer?).
De una tacada, los escépticos tipo «blog Magonia» quedarán fuera de juego y serán entregados a los perros, como lo fueron Sadam Hussein o Muamar El Gadafi. Los agnósticos y ateos se verán confrontados a una Realidad trascendente, con lo que el mensaje político de los grupos de izquierda cambiará por completo; tendrán que hablar de la vida cósmica y del Espíritu.
Ahí aparecerán grupos como los Raelianos, que serán instrumentalizados por el Poder y presentados como los representantes de la comunidad ufológica: otra bandera falsa más.
En el plano español, ufólogos prosistema como Iker Jiménez, Javier Sierra, Enrique de Vicente o Santiago Camacho jugarán el papel de defensores de una solución global a un supuesto ataque de una civilización extraterrestre, es decir, el Nuevo Orden Mundial del chipeado a los humanos y la esclavización total de la Humanidad. En el otro bando, estarán gente como Bruno Cardeñosa, Miguel Blanco o Miguel Pedrero. (Por supuesto, a mí, que anticipé lo que iba a suceder, no me llamarán de los programas más masivos).
En paralelo, se «descubrirán» no sé cuantos objetos estelares que se acercan a la Tierra poniéndola en peligro (negando sus propias informaciones que situaban estos peligros para el 2036), lo que propiciará más esa solución planetaria prefabricada, o gobierno global sionista, para hacer frente a ese peligro.
Entonces, envueltos en el estado policial, la asfixia económica y el hipotético contacto con naciones estelares, la creencia en Dios se convertirá en un asunto político. Por dos razones.
Primero, porque decidir si existe el Bien Supremo implicará que esas naciones estelares sean buenas o malas. (Si no crees en el Bien Supremo, evidentemente, pensarás que son malas). Lo cual, llevará a que la Humanidad sea hostil o abierta a ese contacto. (Claro, que si realizan el fake del ataque ET, como pasó con el 11-S, será muy complicado hacer cambiar de opinión a la humanidad, de ahí la importancia del Blue Beam).
Segundo, porque ante un estado de pánico generalizado en el Planeta, sin salida aparente, nada podrá calmar tu ansiedad, más que sentir a Dios en tu interior.
Y os lo digo por experiencia. Yo no podría haber soportado estos diez años de penas, si no tuviera esa convicción, que nace de la experiencia. De sentirlo.
En ese momento, descubriremos, de verdad, a algunos new age, y a la gente supuestamente religiosa. Descubriremos que los gurús que no creen en el Bien y en el Mal, en realidad, están de parte del Sistema y, por supuesto, le veremos la cara a los líderes religiosos, que se pondrán claramente en el lado hostil ante la Fuerza Galáctica (salvo, posiblemente, en el islam chiíta), después de ese acto impostado que seguramente se escenificará durante los Juegos Olímpicos.
Por eso he colocado esa encuesta sobre Dios en la página. Porque hoy día se ha convertido en un tema político. Si no lo sientes (no hablo de «creer», sino «sentir») en tu interior no vas a sentir fuerzas para sobrevivir a lo que viene.
El otro día, en un momento de acojone mutuo ante lo que está viniendo, le pregunté a Greg Grisham si creía en Dios. (Los guerreros también sentimos miedo).
-No sé, la verdad, casi que no -me contestó.
-¿Quieres que te demuestre que existe?-le dije. Y se quedó callado.
-¿Verdad que si existe un camello en la calle que vende droga, por pura lógica, ha de haber alguien arriba del todo que la controle toda y esté ligado al Poder? Siempre, por encima del camello, habrá otro que se la pasa, y otro que se la pasa al que la pasa y otro, dentro del Gobierno que lo permite, y si ganan mucho dinero, tendrán que estar en Wall Street, y si están en Wall Street, tendrán contacto con los banqueros, y si están en contacto con los banqueros, el «banquero supremo» tendrá, no sólo que saberlo, sino que controlarlo porque ningún otro negocio se puede mover sin la aquiescencia de los banqueros y de los satélites controlados por el Poder. En definitiva, existe el Mal. ¿Estás de acuerdo?
-Se quedó callado.
-Pues si estamos de acuerdo en que existe el mal, tiene que existir Lucifer, porque hay un refrán que dice «donde hay patrón, no manda marinero». Es decir, que donde existe un poder, tiene que haber un mando final. Como estamos de acuerdo en que en el Planeta, existe el Mal, es que existe una entidad maligna suprema. Es decir, lo que se conoce como «Lucifer». Y si existe Lucifer es que existe Dios. Porque el Mal no puede existir sin el Bien porque, ontológicamente, el mal no es capaz de crear sino de manipular aquello que el Bien crea. Es decir, Dios.
Por lo tanto, la existencia del Mal en la Tierra es una prueba de que existe Dios.
-Vale, sabelotodo: ¿y entonces, a Dios quien le creó?
-Esa es la única pregunta que no puedo contestar. Ni yo ni nadie.
PD: Esta canción de Chambao es una de las mejores maneras de sentir a Dios que conozco.