En los últimos días (coincidiendo con la publicación de las evidencias de la conspiración para tumbar a Trump) han aparecido una serie de noticias que invitan a pensar en que se ha producido un cambio en las estructuras finacieras del Planeta, que se traspasa al ámbito político.
Comenzando por lo más reciente, ayer Q publicó unas sorprendentes declaraciones del máximo mandatario de la paranoia por el coronavirus, Anthony Fauci, que desmienten de una vez su presunta peligrosidad: «La inmensa mayoría de las personas se recuperan del Covid-19».
Su segunda de abordo, la doctora Deborah Birx, acusó hace días al Centro de Detección de Enfermedades de darle datos falsos: «no hay nada del CDC en lo que se pueda confiar». Las estadísticas demostrando que, por un lado, se han manipulado las cifras y, por otro, que el virus no es peligroso se multiplican. Podéis ver algunas de ellas.
Recordemos la noticia que dio ayer El Economista, en torno a que la OMS estaría ya recomendando la artemisa y la medicina natural y veremos que «algo» está sucediendo, sobre todo, porque coincide con los benéficos movimientos en Estados Unidos. Es posible que las durísimas acusaciones contra la OMS (y lo que ello implica para sus dirigentes) hayan hecho mella y estén teniendo que modificar su política alarmista. Ved lo que publica Newsweek esta misma semana.
El colofón a estas noticias esperanzadoras lo pone la postura del Tribunal Constitucional alemán, que ha entrado en conflicto con la Unión Europea en torno a la obligación por parte del Banco Central alemán de comprar bonos de la Unión Europea, lo que en la práctica es una declaración de independencia. Como será la cosa de importante, que el señor George Soros ha saltado a la arena para decir que esta resolución del alto tribunal alemán «¡pone en peligro la Unión Europea!». ¿Y sabéis cuál ha sido la justificación para decir tal cosa? Que esta medida «pone en riesgo la respuesta comunitaria a amenazas como el Covid-19». Con lo cual, todo queda bastante claro, ¿verdad?